IUCYL condena las manifestaciones de apoyo en Aranda de Duero (Burgos) hacia los jugadores de la Arandina acusados de violar presuntamente a una menor, y la convocatoria, prevista para el sábado en Astorga, evidencia como “la cultura de la violación está arraigada en nuestra sociedad”.
Cuando una mujer es violada o agredida sexualmente, recuerda la Secretaria de Mujer e Igualdad de IUCyL, Yolanda Rodríguez, “su testimonio es puesto en duda, cuestionándose continuamente su actitud, su ropa, los sitios por donde va; justificándose así la violación y las agresiones. Pareciera que son las mujeres las que no se cuidan de ser violadas, en lugar de articular discursos que condenen a los violadores”.
Para IUCyL el machismo impera en todas las estructuras de nuestra sociedad; pero el deporte, tan abiertamente machista, no es denunciado por la sociedad civil. “El deporte no es ajeno a la cultura, sino que es un fiel reflejo de la sociedad que lo cobija”.
El suceso no es el único donde parte de la sociedad se pone de lado de los agresores. El ejemplo del jugador del Real Betis, Rubén Castro, donde el club reitero su apoyo incondicional al jugador, y tacho de injusta la propuesta de la Comisión Nacional Antiviolencia por los canticos de sus ultras en febrero de 2015 ‘Era una puta, lo hiciste muy bien’, “muestran la tolerancia social hacia los comportamientos machistas de los llamados ídolos de la juventud”.
“En la violencia sexual, el agresor pasa a ser la victima y la victima la agresora. Los agresores son chicos extraordinarios, muy majos, fabulosos y la victima vaya usted a saber”, denuncia la Secretaria de Mujer e Igualdad de IUCyL. La respuesta de una parte de la sociedad de nuestra Comunidad es la misma que se dio por algunas personas y medios de comunicación a los acusados por violación en San Fermines.
“Las violencias sexuales machistas tienen su origen en un sistema social desigual hacia las mujeres y está presente en todas las esferas de la vida”.
IUCyL muestra su apoyo absoluto a la víctima y recuerda que es una menor, y por lo tanto, “sobran todos los intentos de buscar su consentimiento”.
Así mismo, demanda a las instituciones que no permitan manifestaciones de apoyo hacia los llamados presuntos agresores. Quienes convocan y participan en estas manifestaciones podrían estar cometiendo un Delito de Odio penado en el art. 510 del Código Penal: “Quienes públicamente fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente al odio, hostilidad, discriminación o violencia contra un grupo, una parte del mismo o contra una persona determinada por razón de su pertenencia a aquél, por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideología, religión o creencias, situación familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia, raza o nación, su origen nacional, su sexo, orientación o identidad sexual, por razones de género, enfermedad o discapacidad.”
“Estaremos en las instituciones y las calles luchando para conseguir una sociedad sin violencias hacia las mujeres”.