Los datos son totalmente desesperanzadores: Las artes escénicas perdieron en Castilla y León el 61,7% de espectadores en los últimos 10 años, motivado por la caída de más del 50% del número de representaciones de las diversas artes escénicas y una merma del 37,2% por ciento en la recaudación. En este año 2020, y según datos facilitados por Artesa (Artes Escénicas Asociados de Castilla y León), la contratación de los Circuitos Escénicos supuso una disminución del 16% de las funciones firmadas y del 27% de las cantidades contratadas, no llegando a una media de contratación para nuestras compañías profesionales de una actuación cada dos meses.
Hace dos años, el 27 de marzo de 2018 (Día Mundial del Teatro) se registraba en las Cortes de CyL un manifiesto de denuncia ante la precariedad del sector de las Artes Escénicas, responsabilizando no sólo a la Junta, sino también a los ayuntamientos por ningunear y despreciar a los artistas y creadores de Castilla y León, en el que se reivindicaban, además, "unas políticas culturales decididas e inmediatas, que dignificasen la profesión actual y a las futuras generaciones de artistas, que son y deberían seguir siendo patrimonio cultural tangible de nuestra Comunidad", tal y como compartieron con el entonces procurador de IU, José Sarrión, que fue el único en recibirles y acompañarles para llevar a cabo el registro de ese manifiesto.
También, el año pasado, durante los meses de marzo y abril de 2019, gran cantidad de cargos públicos de todos los partidos políticos y varias instituciones (grandes ayuntamientos y Diputaciones provinciales) se adhirieron al "Pacto por la Cultura", que reclamaba una Ley de Artes Escénicas para Castilla y León, y que suponía un pacto entre todos aquellos agentes, ya fueran empresas privadas, asociaciones, artistas, gestores, técnicos, o entidades e instituciones públicas, que conforman el sector en nuestra región; y muchas de esas formaciones políticas se comprometieron a llevar esa petición en sus programas políticos de las elecciones autonómicas. Así se hizo desde Izquierda Unida Castilla y León que, entre otras propuestas en defensa de la Cultura por parte de los poderes públicos, incluía la "Creación de una Ley de Artes Escénicas de Castilla y León que fomente su defensa, práctica y difusión, que determine su servicio público a través de iniciativas educativas y culturales, y que establezca un sello de calidad tal y como se reconoce en otros sectores".
La realidad patente es que una vez pasadas las elecciones, todas las promesas de las distintas formaciones políticas que finalmente obtuvieron representación han quedado en palabras, lo que ha provocado que las 29 compañías de Artesa dejen de inscribir sus espectáculos en la nueva convocatoria para los Circuitos Escénicos del 2021. Compañías de reconocido prestigio nacional e internacional como Corsario, Fabularia, Morfeo, Azar Teatro o La Quimera de Plástico, a las que hace escasos meses se prometía ayuda y compromiso ante el riesgo de desaparición, se vuelven a encontrar en la misma situación de desamparo provocadas por la falta de políticas culturales de la Junta de Castilla y León, que parece que sigue teniendo más interés en financiar la Cultura a través de Fundaciones que de fomentar un sector que podría ser clave en nuestra Comunidad como lo es en muchas otras, donde se defiende y exporta.