Juan Manuel González Serna, vicepresidente de Iberdrola y propietario, hasta ahora, del Grupo Siro (ahora denominado Ceralto Siro), empresario modélico para la Junta de Castilla y León, parece que “se ha cansado de jugar” a la empresa familiar y quiere vender la misma.
Con fábricas en Venta de Baños (Palencia), Aguilar de Campoo (Palencia) y Toro (Zamora), además de otra en Paterna (Valencia), el Grupo Siro emplea a más de 4.600 trabajadoras/es en Castilla y León.
La pasada semana se conocía que su actual propietario quiere vender, pero antes quiere “poner orden” en su empresa rebajando los derechos conquistados durante años por sus plantillas, para hacer la empresa más “atractiva” a un posible futuro comprador.
La representación de las trabajadoras y los trabajadores ha contestado en bloque oponiéndose a dicha ofensiva. Recalcan que no van a renunciar a los derechos que tanto les ha costado conquistar.
La situación parte de algo que seguramente la mayoría ignora: no existe ningún convenio estatal de productores de galletas ni de alimentos como pan de molde, otro de los productos del grupo. Dicho convenio no existe porque a la patronal galletera nunca le ha interesado.
Al carecer de un convenio estatal de referencia, cada empresa ha tenido que negociar su propio convenio, con lo que supone de desgaste y conflictividad laboral, en la que la plantilla del Grupo Siro “se ha dejado la piel” en cada negociación, para ir conquistando derechos (como salarios, jornada y planes de igualdad).
González Serna ha contratado un prestigioso gabinete de abogados para plantear que tienen que renunciar a todo lo conseguido hasta la fecha y empezar desde cero a negociar un único convenio de empresa. Los comités de empresa, las secciones sindicales y las plantillas en bloque se han opuesto a dicho recorte anunciando que no van a renunciar sin pelear.
IU calcula que la Junta de Castilla y León habrá ingresado a Grupo Siro más de 5 millones de euros solo en los últimos 5 años.
Desde Izquierda Unida de Castilla y León apoyar y solidarizarnos con todas estas trabajadoras y trabajadores que “sólo” defienden lo suyo. “Su puesto de trabajo, sus derechos adquiridos -que no se los regaló nadie- “.